(...) verdaderamente volví  a sentirme la misma neurótica. acá adentro, acá encerrada, esa misma que te escribe en idioma neutro pero te habla en lengua madre; la misma que no entiende muchas cosas de sí misma y que odia otras tantas; yo, que a veces me subo en una montaña rusa y me quedo de cabeza, con el pánico de que el carrito se suelte y me rompa el cráneo en el abismo.
¿otra vez más? ¿para qué? a veces dudo de cuantas cirugías reconstructivas me quedan para aguantar -  o mejor dicho - a veces dudo si aguantaría una más. quizás prefiera quedarme en cero, con el cráneo roto, vegetal y neurótica. no es algo que no haya saboreado. lo sé muy bien, entiendo como es esa sensación.
y la vista ya no me funciona,  ni un número infinito de dioptrías me hacen ver mejor. todavía no aprendí a levantar la mirada ¿te parece? se me caen las pestañas, se me queman.
todo es muy incandescente para mí, o quizás muy apagado. todo me quema o me ciega
y miro los aviones, miro los barcos, todo está muy lejos.  esa ciudad está muy lejos, yo estoy muy lejos; mi cuarto está muy lejos, los abrazos, las palabras, las cirugías reconstructivas del corazón, todo está lejos.
todo está lejos , todo cuesta caro y mi billetera está vacía. mis ganas están vacías, yo estoy vacía.
'cómo voy a saber si te da igual - cómo voy a saberlo ' una y otra y otra  y otra -  siempre en repeat - le doy dos días a esto, en año nuevo se me pasa - espero (...)