te odio tanto, cada vez que aparece tu puto nombre en la pantalla; sos el nombre que sirve de patada en la parte de atrás de mis rodillas; el que pone la palabra exacta para que explote de bronca, tenés la capacidad de convertirme en ciclotímica, de tumbarme, de hacerme gritar.

quién te pensás que sos? por qué todavía no te fuiste de mi cabeza y seguís apareciendome en los sueños y torturándome como se te antoja? 

me hacés mal, te juro que me hacés mal.

En esos 5 minutos al teléfono con Nancy entendí que era el momento de decir basta, de parar toda esa cadena de situaciones, de miedos, de frustraciones; de hacerme cargo de mis errores y hacerles frente.

Entonces, sí, hoy, de nuevo, otra cosa más que logro por MI mérito, por MIS ganas, por MIS convicciones, por MI decisión.

Y me liberé, me liberé de esos casi 6 años de presión, de sentir que todo se podía terminar de un día al otro, del miedo, de los reproches, de las angustias, de las verguenzas.

Qué buen día.

decime que pasaba hace un año cuando sentías que volabas / que tenías alas / que podías con el mundo / que creías en el universo / en las flores / en el cielo / en la vida / en vos.

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Esta no es mi vida, te lo dije, te lo dije hace un tiempo, yo no quería esto para mí y ahora tengo que comermelo de almuerzo.

A veces no entiendo si realmente vale la pena todo esto, o si realmente soy yo o es otra persona la que cumple un horario fijo de 8 a 5.

Me saca de las casillas darme cuenta de que formo parte de una de las náuseas más grandes que tuve en mi vida.

Pero vuelvo siempre al mismo punto de partida, lo hago por que es un medio, es la manera de lograr que eso que tanto quiero se genere, aunque el precio que pague sea bastante caro, aunque los intereses me estén comiendo viva, quiero seguir peleando por eso.

Entonces, el miedo. Si, yo también tengo miedo. Tengo miedo de no poder llegar donde quiero llegar y que todo esto sea en vano, de ser la misma toda la vida y quedarme como vegetal estancada por no ir en contra del mundo y hacerme cargo de mi propia vida.

Tiempo, sí, me decías eso. "Al tiempo todo va a estar bien". Pero no, al tiempo todo está peor. Grito, me escondo para llorar, me voy corriendo a tirarme en cualquier lado para mirar el cielo y sentirme a mí misma, sin esa mascarita de muñeca de torta plástica que me hacen poner.

Encima de todo, el dice que se va a ir, entonces hay menos razones para sonreir y saber que al menos alguien en el universo cree que valgo la pena. Y si, eso también me da miedo.

A veces no entiendo como funciona el mundo.